No estoy seguro de cómo me convertí en aficionado a la fotografía o en fotógrafo. Tal vez no lo sea. En cualquier caso disfruto la vida con mi cámara haciendo fotos.
Mi afición se la tengo que agradecer a mi abuelo Modesto; siempre recordaré cuando me regaló mi primera cámara fotográfica, su antigua Kodak Brownie, y me dijo: "mira a través de ella y veras que todas las cosas tienen su belleza, intenta verla y retratarla". Han pasado muchos años y muchas cámaras desde aquello; las cámaras las conservo y gracias a la fotografía intento que no se evapore el tiempo, el pasado y la belleza.
Hago mía la frase de Máximo Gorki: “Siempre suspiramos por visiones de belleza, siempre soñamos mundos desconocidos.”